EL PADRE COMO CONTRAPARTE DE LA MADRE
(En el Día de los Padres)
Haces bien, Ángel de mi guarda, dulce compañía, en poner delante de mis ojos la luz de libros que me traen un tierno pan de verdad..., y en mi bolsillo algo con que comprarlos... A veces siento la tentación de pensar que nunca he adquirido un libro malo, pero eso es otros cantar... Hoy, en el día de los padres, traigo un viril nardo de textos cortados en el pénsil de un libro de Monseñor Paul Joseph Cordes, El Eclipse del Padre:
En los momentos de miedo y de aflicción, las madres son las primeras en ser llamadas: en el hospital, tras un accidente de tráfico, o en el campo de batalla. A menudo, también el que ya no es un niño la llama a gritos. Ella es la primera que se ha acercado a nosotros, y esto lo tenemos grabado en modo muy profundo. Llamando a su hijo por su nombre, la madre despierta lentamente en él su autoconciencia. Su sonrisa y su entrega despiertan en el niño una respuesta amorosa. La madre y el niño son recíprocamente "centros en la misma elipse del amor" (H.U. von Balthasar) y el niño se da cuenta de que este amor es el bien sumo y el que da sentido a todo. Mediante el amor de la madre, él inicia un camino hacia el tú y hace experiencia de ello. Experimenta que puede darse, en esto descubre su propio yo. A través de este conocimiento da el primer paso hacia el mundo, pues la madre le ha hecho entender que: mi yo es amado, ha sido merecedor del amor de la madre. Y esta donación de amor le hace feliz.
Pero también el padre es buscado por nosotros, pues él significa apoyo. El debe ser para nosotros una seguridad ante una eventual amenaza o confusión. La multitud de ejemplos de adultos, aportada en estas páginas, nos habla directamente de ello, y debería arrojar luz sobre una problemática que a menudo permanece en la oscuridad. Las experiencias donde la paternidad está ausente o es defectiva nos plantean la pregunta de por qué sigue siendo buscada por quien no ha conocido la bondad o el amor del padre. Este padre se encontraba ausente o era negativa. ¿Por qué entonces le echaban de menos?. ¿En qué dato natural podía ampararse su esperanza de encontrar en ese padre protección y entrega?. Es de suponer que su pésima imagen debería haber destruido toda confianza. ¿Entonces cómo explicar que su confianza en el "padre" permanecía sólida, aunque no les hubiera dado ninguna razón para ello?.
Erik H. Erikson, el psicoanalista, ha estudiando en modo particular las crisis de la vida a las que está expuesto el niño, en su relación con los progenitores. A la pregunta que nos planteábamos anteriormente, él da la siguiente respuesta: el acompañamiento que el padre realiza del proceso en el que el niño construye su propia identidad es insustituible; ello explica su deseo insaciable de tener un padre.
Publicado originalmente en el Boletín informativo de la parroquia de San Juan de la Cruz de Puerto Rico, nº 683 (junio 2006)