LA RISA DE UN DIOS MENOR (II)

("Yes, we can!"... or Yes, we can't!: that is the question)


Podemos o no podemos..., Papo. No te engañes. Podemos con los papelitos de cada cuatro años, votar a un periquito o una periquita, sobre todo si nos han bombardeado el cerebro y han llamado a las puertas de los intereses de nuestro ego. Podemos hacer eso, yes, we can. Y digo, by the way ¿Por qué en los periódicos electorales los políticos no reparten unos folletos con los programas de su futura gestión en caso de victoria? ¿Tú sabes el ahorro que podría revertir en beneficio de la ciudadanía con este método? Ay, amigo mío, me dices, Papo...; la gente no lee, no entiende, no iría a votar y se terminaría por no haber quorum para legitimar el resultado de unos comicios. Ay, amigo mío..., por eso los politiqueros, que nos hacen analfabetos, necesitan el trago de ron del grito, de la exageración, de la descalificación del adversario ante manadas que recuerdan la movilización del ganado vacuno que conducían los cow boys --colt y lazo al cinto-- del Oeste americano. Sólo he conocido una democracia, que arranca del siglo XIII, la de los conventos franciscanos: cada tres años nos reuníamos para elegir a los nuevos superiores, no intrigábamos, no cacareábamos discursos, mintiéndonos unos a otros..., conocíamos la necesidad de la Providencia e intentábamos elegir a los mejores para servir a todos; eran los tiempos líricos de mi generación, ahora no sé si habrá mandanga. Y otra cosa, Papo mío, poder..., podremos --yes, we can-- algunas cosas. Acabar convenientemente con el desempleo que está llevando a tantas familias a la desesperación..., --no, yes, we can't--. Porque el que manda no es el poder, sino el dinero. !A ver si el poder --yes, we can-- puede devolver a los almacenes neoyorquinos Macys, los 4.000 desempleados que envió al outside hace unos días!. Papo, que te han engañado: yes, we can't. Jesús no dijo: no podéis servir a Dios y al poder, sino, no podéis servir a Dios y al dinero. La risa de un dios menor se oía hace unas semanas, rumorosa para no levantar sospechas, ante una columnata blanca en la fría mañana de Washington. Te han engañado Papo; como engañaron a una compañera de academia, que me decía el otro día en la Interamericana: --Mario, he perdido 125.000 $ de la noche a la mañana, mi Compañía de inversiones ha quebrado. Te han engañado, Papo. Tus padres (!hijo mío, estudia la carrera que más dinero deje!), tus maestros, tus políticos, tus religiones; porque el problema no está en el can sino en el Money.

Publicado originalmente en el Boletín informativo de la parroquia de San Juan de Puerto Rico, nº 822 (feb. 2009)

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