LIBERTAD DE ENSEÑANZA
(variaciones en ocho
tiempos)[1]
Señor
director:
Gracias a la
acogida democrática que dispensa su periódico, incluso a quienes, en otras
circunstancias, sólo permitirían un periódico único, un único sindicato y una
única enseñanza absorbida por el Estado, confío en que estas líneas
aclaratorias a la FARSA Y LICENCIA DE LA ENSEÑANZA PRIVADA sean publicadas con
algunas puntuaciones, leves, sobre los CUERNOS DE DON FRIOLERA, que desean
encaramar algunos sobre la, para la antidemocracia, «testa», y, para la democracia, «cabeza», mareada ya, de este
pueblo nuestro.
Lo haré en
ocho tiempos y con pizzicato.
Primer tiempo: Amigo Paco, los «anonadamientos» ante cualquier
declaración, por discutible que sea, no pueden hacerse así como así; no es
bueno «reducirse a la nada» por esas cosas; hay que resistir con nervio.
Segundo
tiempo: «Panfleto» no es lo que tú
crees y dices, sino lo que otros hacen: inflar el lenguaje de indocumentación,
descortezarlo de lógica, cargarlo de clisés resobados de archivo, enfilarlo
hacia lo emocional-demagógico… Bueno, ya me entiendes. Y … de «fantasmas», nada: que me asusto. Lo que tú llamas panfleto
fantasma viene firmado, avalado (una firma es un aval, ¿lo sabías?) por la
Declaración de los Derechos del Hombre, por la Convención Europea de los
Derechos del Hombre, por la Constitución española, tan reciente (claro, que esto es democracia y transparencia;
aquí no hay agua revuelta ni posibilidad de ganancia pesquera… Y, además, ¿qué le importa a algunos los convenios
internacionales?).
Tercer
tiempo: Hablas, Paco, de LIBERTAD.
Para hablar de eso hay que creer en el ESPÍRITU, que es la pura indeterminación
magnificante y creadora, libre de condicionamientos «engangados» (Escruta a
Hegel, el padre del buen Carlos, él habla de ello. Claro, que es difícil
entender al maestro desde torpes lecturas hechas sobre el discípulo).
Cuarto
tiempo: Si no se comercia con
sofismas y la vista de que uno dispone no es monodireccional, la palabra
PUBLICO/A significa, en román paladino, lo concerniente a grupos de personas
(que no de masas) en aquello que va a favor o perjuicio suyo. Por ejemplo,
Paco, por ejemplo: si en Murcia, esta hermosa tierra, en una de las peores
noches de invierno, hay veinticinco mil murcianos ateridos de frío y tú les
proporcionas una manta a cada uno, haces
un SERVICIO PUBLICO aunque no seas el gobernador de la provincia[2].
Ahora, si la palabra PUBLICO/A se identifica con ESTATALISTA, uno tendrá que
esperar a las elecciones generales, ganarlas absolutamente (!) y entonces el
ganador, y sólo él, porque sólo él tendrá las mantas, podrá repartir los
pertrechos de abrigo a los sufridos ciudadanos (¡cuántas mantas!, ¿eh?).
Quinto
tiempo: ¿Qué es eso del dinero
popular, Paco?. El dinero no es «popular» ni lo otro. Escribiendo así matizas
tendenciosamente realidades agradables o desagradables, pero de uso neutro en
sí. ¿O es que deseamos que el capitalismo se haga popular?. ¿Deseamos para el
pueblo, en una ambigua exclusiva, lo que es signo de división y fractura cordial
desde la fuerza proterva que imprime el egoísmo de la, quizá en el fondo,
codiciada burguesía?.
Sexto
tiempo: Dices, Paco, que a los
señores, a los que por libre determinación de algunos padres se les ha confiado
la educación en centros de enseñanza privados, se les ve «el plumero y la
sotana». Mira, Paco, el plumero se les ve, sobre todo, a los que quitan
tiernamente, «con plumas», el polvo de las levitas de los directores de orquesta antes y después de cada actuación. En
cuanto a la sotana… se trata de un
personal problema sicoanalítico que tú verás cómo resuelves, porque, como ayer
decía el libre y liberal Ortega: «Hoy es anticlerical el que no puede ser otra
cosa».
Séptimo
tiempo: «el juego ya pasó». ¡Qué
suerte, Paco! Por eso cada vez será más difícil engañarnos a nosotros, al
pueblo; por eso lo que tú correctamente deseas, «el que no se pueda admitir que
se lance un veneno sobre las mentes de las gentes y se haga en nombre de la
libertad», va a resultar algo complicado. Por eso no permitiremos ni en elecciones
democráticas, ni en el caso que nos ocupa, la implantación de dictaduras de gulag, kojolz y parabellum (ni otras dictaduras muy bien afeitadas). Por eso, por
eso, por eso.
Octavo
tiempo: Hablas de la libertad
religiosa, de la asignatura de la religión del Papa y del papismo…
Rapidísimamente: la libertad religiosa, desde tus planteamientos, es un
«delicioso círculo cuadrado», la religión no es una «asignatura» y … al Papa no lo conoces.
Terminas proclamando que la enseñanza
debe ser UN SERVICIO Y NO UN NEGOCIO. Claro, Paco, claro. La enseñanza no debe ser un negocio por la razón más
simple de todas: porque no puede
serlo. Mira: ni tú ni yo tenemos por qué entender de negocios, si esa no es
nuestra dedicación, ni, por ello, estamos obligados a no ser unos
indocumentados, pero por si te ayuda algo a ver claro esto, te diré que si en
este pueblo nuestro la enseñanza fuera un negocio, el capitalismo, «cuyo peligro adoro», habría regado de centros de
enseñanza el país, y existirían tales centros como los bares, o las salas
nocturnas o las fábricas u otras tantas cosas que rentan (que rentan…). ¿O es
que crees que el capitalismo no entiende de inversiones?
Se han terminado los tiempos. Amigo
Paco, admite que me una a ti en el trabajo ilusionado de «evitar que se lance
veneno sobre las mentes de la gente» y sigamos escribiendo, además de
entregarnos a otros quehaceres (porque ni a mí, ni a ti, creo, se nos pensiona
para que suspiremos) y por «que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero
del alma, compañero».