!AY, PAPO, QUE TE VAS A HONOLULÚ, DE EJERCICIOS ESPIRITUALES IGNACIANOS¡

 

    Me lo decía, Papo, tu mujer el otro día al salir ella de una joyería en el viejo San Juan (por lo visto tu familia no sabe nada de crisis, aunque dicen que "los ricos también lloran", pero bueno...) -- No sabe usted padre, lo de Papo, mi marido... !Qué hombre¡ Está en todo, no hace más que preocuparse de mí y de los niños, lo último de ahora es que quiere llevarnos a "vivir" la Semana en las islas Hawai, con servicios religiosos completos...: te ponen un collar de flores a la entrada y otro a la salida de los oficios religiosos...; en los hoteles, comida de Cuaresma: langosta, caviar, rape, vieiras... muchísima fruta; el ayuno es liviano porque sólo obliga el Viernes Santo, pero como podemos hacer una fuerte comida al día, lo del Viernes Santo, ya le digo, es bastante suave..., y como no está prohibido por la ley eclesiástica, ni el bingo, ni el baile, ni las borracheras templaditas..., pues no vea usted, Padre, lo bien que vamos a cumplir con la Cuaresma esta Semana Santa. Mi marido es muy bueno, Padre, quiere que todos cumplamos con la Iglesia !Un santo, Padre, un santo¡"

... Pues ya lo ves, Papo, eso es lo que me decía tu mujer. Eres mejor actor que Sir Lawrence Olivier: todos tus robos, borracheras, adulterios y esnifes de cocaína..., nada, quedan en nada. Me admira, Papo, tu pillería. Olé, tu gracia, Papo (lo malo es que eres un desgraciado, en Cuaresma y siempre; pero tú..., a vivir, que son dos días... (A los pobres que los !zurzan¡) (!Y la Iglesia... !con las antiguallas¡) By the way, visita la iglesia de la isla de Molokai, donde dio su vida por los leprosos el Padre Damián de Veuster, también él cayó leproso víctima de la caridad..., pero tú, amigo Papo, estás leproso por dentro, los yakusis de tus moteles, ni los masajes tailandeses ni los baños con sales azules y algas. No te valen. Por eso no podrás celebrar la Pascua. Has decidido que la Pascua no es para ti.

Publicado originalmente en: Boletín Informativo Parroquia San Juan de la Cruz, nº 828, marzo 2009)

Créditos imagen: Wikimedia Commons