¡PAPO, YA NO EXISTE EL PECADO!

Inefable, Papo, no es la primera vez que con motivo del tiempo de Cuaresma te dirijo algunas cartas que, como pastor debo escribirte para preocuparme por tu vida decente, al menos eso, ya que de cristiano no tienes ni la sombra, pero por vivir en este territorio parroquial debo preocuparme por creyentes y no creyentes. La carta de hoy, puede parecerte esperpéntica al mismo tiempo que te alegrará porque siempre has tenido un sentido de culpabilidad al que te han llevado lo que tú llamas tus pecados, pero que ya no existen, lo han decretado los legisladores de muchos parlamentos occidentales, cultos, civilizados, bien pensantes, que han logrado reducir lo moral a lo legal, así la gente cuando oye que algo es según ley es bueno; por ejemplo: romper las promesas esponsales que se hicieron un hombre y una mujer de por vida... eso es bueno, porque es legal, el divorcio es legal ¿no?; otro ejemplo: asesinar a un niño no nacido en el vientre de su madre dentro de los espacios legales y buenos que establecen los legisladores, es bueno; otro ejemplo: "rehacer la vida", abandonando al esposo o a la esposa y pasando por encima del cadáver de los hijos, dejándolos traumatizados (¿sabe usted, padre?... Es que lo hemos llevado al psicólogo clínico y el niño ha comprendido perfectamente nuestro divorcio. No le ha dañado nada) (Ahora dice el padre: "Sí, sí, y ahora voy yo, me lo creo y me voy de copas a festejarlo en un casino de Nevada). Lo que me extraña, Papo, es que permitan todas estas cosas tan legales, tan buenas, tan justas, tan beneficiosas para la sociedad y prohiban los pitirrisas el crimen, la droga, el acoso sexual, el incesto... Ya sé que me dices, Papo, que soy hombre de otros tiempos, de aquellos tiempos en los que la persona valía, el ser humano era respetado, no se asesinaba a los fetos indefensos... Pero, ay, padre, me dices, Papo; pero si eso es lo que a mí me han enseñado, que es la democracia; que cada uno puede casarse con quien quiera, varón o mujer... (Ay, Papo, te veo entrara del brazo de tu perra Pirulina en la iglesia de San Carmelito para prometeros amor eterno. Por que, vamos a ver, si a ti te encanta tu perra Pirulina, ¿por qué te van a impedir las grandes conquistas democráticas de Occidente vivir con ella?). Porque el pecado existe, Papo; lo dicen muchos, lo viven más, porque el pecado es una llave inglesa oxidada de la quincalla clerical.


(Publicado originalmente en: Boletín Informativo Parroquia San Juan de la Cruz, nº 826, marzo 2009. Puerto Rico)

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