UNA PÁGINA LIMPIA (Loa del Adviento)

    Si algo es definitivamente el Adviento es gratitud. En nuestra Parroquia se lee y se escribe; ésta es una página escrita por alguien de nuestra comunidad que consuena con la gracia del Adviento. (Se trata del fragmento de un texto más amplio).

26 de noviembre de 2009
Día de Acción de Gracias

A todas las personas especiales para mí:

     !Qué alegría que esta cartita haya llegado a ti¡ Si la has recibido es porque le he pedido al Cielo que me acerque a todas las personas que de una forma u otra han tocado mi vida, y de forma especial, las que han estado bien cerquita de mí este año que he cumplido 45 años. Ha sido un año pleno de experiencias que han aumentado mi humanidad. La palabra que más he repetido en este cumpleaños ha sido deuda: "... tengo una gran deuda de alabanza". ¿De dónde me viene la deuda? A continuación encontrarás mi explicación.
En Dios, y sólo en Dios está la causa de nuestras deudas: por ser el principio de todos nuestros bienes. Pero este año, Él mismo me ha concedido reconocer de manera especial, interior y exteriormente, los regalos recibidos durante mi vida y tratar de corresponder en algo por lo que he recibido. Por esta razón, todo lo que he vivido este año, se lo ofrezco al Señor, con entusiasmo y gratitud. Además siento mucha, mucha gratitud por la compañía de todas las personas que puso en mi camino, contribuyendo a mi mejoría física, mental y espiritual.
     La palabra gratitud viene de gratia que en latín significa don. De allí viene también la palabra gratis. Soy de esas personas que no creen en las casualidades. Creo que las cosas que te ocurren en la vida vienen en un plan de Alguien que te conoce y te ama y porque te ama sabe lo que te conviene. Así me ha pasado con todo lo que en mi vida siempre ha sacado bien del mal, y cuando he estado mal, que han sido unas cuantas veces, nunca, nunca, nunca, me ha abandonado... !y todo esto de gratis¡
  He querido compartir mi experiencia de agradecimiento porque junto con ella he recibido otro regalo, el don de la paz que sólo Dios puede dar. No es una paz que se aprende, que se trabaja o que se compra, ni tampoco se trata de una paz que se siente (sentimentalmente) porque muchos sentimientos son efímeros aunque sean buenos. De la paz que escribo es de la paz que no se va, la paz que ya no te abandona aunque sigan las dificultades que acompañan a nuestra humanidad...



(Publicado originalmente en el Boletín informativo de la parroquia de San Juan de la Cruz de Puerto Rico, nº 866 (dic. 2008)

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